Es fundamental reconocer la importancia de estar cerca de nuestros seres queridos y fomentar un ambiente colaborativo para el crecimiento tanto deportivo como educativo.
A menudo, las expectativas que imponemos a los niños pueden ser desproporcionadas o poco realistas, derivadas de nuestras propias experiencias y frustraciones. Esto puede llevar a que los pequeños sientan presión en lugar de disfrutar y aprender de sus actividades.
Es crucial adoptar una perspectiva objetiva y centrada en el bienestar del niño. Fomentar una cultura de felicidad y satisfacción en el aprendizaje y el deporte permitirá que los niños se desarrollen de manera integral, disfrutando del proceso y construyendo su propia identidad, sin la carga de cumplir expectativas ajenas.
En lugar de proyectar nuestras aspiraciones sobre ellos, debemos apoyar sus intereses y talentos individuales, brindándoles las herramientas y el espacio para explorar y crecer a su propio ritmo. De esta manera, creamos un entorno donde el crecimiento personal y la felicidad son las prioridades, y donde cada niño puede florecer en su propio camino.
Juan Andrés González Higueras
Técnico deportivo Superior.
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